La seguridad en el sector forestal depende de adecuar las capaci- dades de trabajo individuales a las condiciones de trabajo. Cuanto más se aproximen los requisitos mentales y físicos del trabajo a las capacidades de los trabajadores (que, a su vez, varían con la edad, la experiencia y el estado de salud), menos probable será que se sacrifique la seguridad en un intento por cumplir los objetivos de producción. Si las capacidades individuales y las condiciones de trabajo tienen un equilibrio precario, es inevitable que se reduzca la seguridad individual y colectiva. Como se ilustra en la Figura 68.18, existen tres clases de riesgos para la seguridad relacionados con las condiciones de trabajo: el ambiente físico (clima, iluminación, terreno, tipos de árboles), leyes y normas sobre seguridad deficientes (conte- nido o aplicación inadecuados) y organización inadecuada del trabajo (técnica y humanamente).
La organización técnica y humana del trabajo comporta posi- bles factores de riesgo que son distintos pero están muy ligados: distintos, porque se refieren a dos recursos intrínsecamente dife- rentes (es decir, los seres humanos y las máquinas); ligados, porque interactúan y se complementan durante el desempeño de las actividades laborales y porque su interacción permite cumplir los objetivos de producción de manera segura.
Este artículo detalla cómo los fallos en los componentes de la organización del trabajo enumerados en la Figura 68.18 pueden comprometer la seguridad. Es conveniente indicar que no es posible retroadaptar medidas de protección de la salud y la segu- ridad en un método de trabajo, máquina u organización ya exis- tente. Es preciso que formen parte del diseño y de la plani- ficación.
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