La cría de organismos marinos para obtener alimento ha sido una práctica extendida desde la antigüedad. Sin embargo, la producción a gran escala de moluscos, crustáceos y teleósteos ha ganado popularidad con rapidez desde principios del decenio de
1980, de forma que el 20 % de los alimentos procedentes del mar proceden hoy día del cultivo, está previsto que aumente hasta el
25 % para el año 2.000 (Douglas 1995; Crowley 1995). La expan- sión de los mercados mundiales, contemporánea de la depleción de los reservorios salvajes, ha dado lugar a un crecimiento muy rápido de esta industria.
La acuicultura de base terrestre tiene lugar en tanques y estanques, mientras que los sistemas de base acuática suelen emplear jaulas con alambradas o recintos limitados por redes ancladas con muy diversos diseños (Kuo y Beveridge 1990) en agua salada (maricultura) o dulce.
La acuicultura puede ser extensiva o intensiva. La acuicultura intensiva implica alguna forma de mejora ambiental para la producción natural de especies de pescado, marisco o plantas acuáticas. Un ejemplo sería el depositar conchas de ostras para que las ostras jóvenes las usen como sustrato de fijación. La acuicultura intensiva incorpora una tecnología más compleja y la inversión de capital en el cultivos de organismos acuáticos. Un ejemplo sería un criadero de salmones que utiliza un tanque de cemento con agua aportada por algún sistema se suministro. La acuicultura intensiva también requiere mayor dedicación de trabajo a la explotación.
El proceso de acuicultura intensiva consiste en la adquisición de razas adultos que se emplean para la producción de gametos,
recogida y fecundación de los gametos, incubación de los huevos y cría de los alevines; puede incluir la cría de adultos hasta que alcancen el tamaño necesario para venderlos o para liberarlos al entorno. Aquí radica la diferencia entre las piscifactorías y la acuicultura extensiva. Las piscifactorías crían los organismos hasta que alcanzan tamaño de mercado, generalmente en un sistema cerrado. La acuicultura extensiva obliga a liberar al organismo al medio natural para ser pescado más adelante. El papel esencial de la intensificación es producir un organismo específico para suplementar la producción natural, no para susti- tuirla. La acuicultura también puede practicarse mediante la mitigación de la pérdida de producción anual causada por acciones naturales o humanas; por ejemplo, la construcción de un criadero de salmones para sustituir la pérdida de producción natural causada al cegar una corriente para la producción de potencia hidroeléctrica.
La acuicultura puede practicarse en instalaciones terrestres, en el fondo del mar, en agua dulce y en estructuras flotantes. Para la cría de pescado se utilizan recintos flotantes delimitados por redes, y para el marisco se emplean jaulas suspendidas de balsas o de boyas de flotación.
Las explotaciones terrestres requieren la construcción de diques y/o la excavación de agujeros para los estanques y de canales para que fluya el agua. La maricultura puede implicar la construcción y mantenimiento de complejas estructuras en medios adversos. La gestión del esguín (para teleósteos) o de pequeños invertebrados, el alimento, los tratamientos químicos del agua y de los animales que se crean y de los excrementos han evolucionado hasta convertirse en actividades altamente especia- lizadas según se ha ido desarrollando la industria
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