Existe una diversidad considerable en los mé todos de producció n de las hierbas culinarias y medicinales, su emplazamiento geográfico, los mé todos de trabajo y los riesgos. Estas plantas pueden recogerse en zonas donde crecen espontá neamente o cultivarse. La producció n de plantas cultivadas ofrece como ventajas una mayor eficiencia, una calidad y un suministro má s constantes y la posibilidad de la mecanizació n. Gran parte de la producció n de menta y otras hierbas en Estados Unidos está altamente mecani- zada. La preparació n del suelo, la plantació n, el cultivo, el control de plagas y la recolecció n se realizan desde el asiento de un tractor que remolca la maquinaria necesaria en cada caso.
Los riesgos potenciales son similares a los de la producció n mecanizada de otros cultivos, como las colisiones entre vehículos motorizados, los accidentes relacionados con tractores y maqui- naria y las intoxicaciones y quemaduras producidas por productos fitosanitarios.
Los mé todos de cultivo má s intensivos en mano de obra son típicos de Asia, Africa del Norte, el Mediterrá neo y otras regiones (por ejemplo, la producció n de menta en China, India, Filipinas y Egipto). Las parcelas se aran, normalmente con la ayuda de animales de tiro, y seguidamente los lechos se preparan y fertilizan manualmente. Dependiendo del clima, se excava una red de zanjas de riego. Segú n la especie de que se trate, se plantan semillas, esquejes, plantas de semillero o rizomas. La escarda perió dica es especialmente intensiva en mano de obra y las largas jornadas de un trabajo que exige encorvarse, agacharse y tirar imponen grandes demandas al sistema musculosquelé tico. A pesar del uso intensivo de mano de obra, el control de las malas hierbas es en ocasiones inadecuado. En algunos casos se recurre a la escarda química con herbicidas, seguido de la escarda manual, pero el uso de herbicidas no está generalizado, puesto que las hierbas cultivadas suelen ser tambié n sensibles a los herbicidas. El acolchado puede reducir la necesidad de mano de obra para la escarda, ademá s de contri- buir a proteger el suelo y conservar su humedad. Este acolchado suele contribuir tambié n al crecimiento y la productividad de la planta, puesto que añ ade materia orgá nica al suelo cuando se descompone.
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