sábado, 31 de enero de 2015

Isomerización (II)


La isomerizació n de pentano/hexano se utiliza para elevar el índice de octano convirtiendo n-pentano y n-hexano. En un proceso normal de isomerizació n de pentano/hexano, la carga desecada y desulfurada se mezcla con una pequeñ a cantidad de cloruro orgá nico e hidró geno reciclado, y se calienta a la tempe- ratura del reactor. A continuació n se hace pasar sobre un catali- zador metá lico soportado (de contacto) en el primer reactor, donde se hidrogenan el benceno y las olefinas. Seguidamente, el material pasa al reactor de isomerizació n, donde las parafinas se isomerizan catalíticamente en isoparafinas, se enfrían y pasan a un separador. El gas y el hidró geno del separador, con hidró - geno de reposició n, se reciclan. El líquido se neutraliza con materiales alcalinos y se envía a una columna rectificadora, donde el cloruro de hidró geno se recupera y recicla (vé ase la Figura 78.16).
Si la carga no está completamente seca y desulfurada, existe riesgo de formació n de á cido, con el consiguiente envenena- miento del catalizador y corrosió n del metal. No se debe permitir que entre agua o vapor en zonas donde haya cloruro de hidró geno. Es preciso adoptar precauciones para evitar que penetre HCl en las alcantarillas y drenajes. Cuando se utiliza catalizador só lido hay riesgo de exposició n a isopentano y nafta alifá tica en fase de vapor y líquida, así como a gas de proceso rico en hidró geno, á cido clorhídrico y cloruro de hidró geno, y tambié n a polvo.

viernes, 30 de enero de 2015

Isomerización (I)

La isomerizació n convierte el n-butano, n-pentano y n-hexano en sus respectivas isoparafinas. Algunos de los componentes parafí- nicos normales de cadena recta de la nafta ligera de destilació n directa tienen un bajo índice de octano. Tales componentes se convierten en isó meros de cadena ramificada y alto octanaje reorganizando los enlaces entre á tomos, sin cambiar el nú mero o la clase de á tomos. La isomerizació n se asemeja a la reforma catalítica en que reorganiza las molé culas de hidrocarburo, pero só lo convierte parafinas normales en isoparafinas. La isomeriza- ció n utiliza un catalizador distinto al de la reforma catalítica.
Los dos procesos de isomerizació n claramente diferenciados son el de butano (C4) y el de pentano/hexano. (C5/C6).
La isomerizació n de butano (C4) produce materia prima para la alquilació n. Un proceso de baja temperatura utiliza un catali- zador muy activo de cloruro de aluminio o cloruro de hidró geno sin calentadores caldeados para isomerizar n-butano. La carga tratada y precalentada se añ ade a la corriente de reciclaje, se mezcla con HCl y se hace pasar por el reactor (vé ase la Figura 78.15).



jueves, 29 de enero de 2015

En la platformación

En la platformación, otro proceso de reforma catalítica, la carga que no ha sido hidrodesulfurada se combina con gas reciclado y se hace pasar primero sobre un catalizador de bajo coste. Cual- quier impureza remanente se convierte en á cido sulfhídrico y amoníaco, y se elimina antes de que la corriente pase sobre el catalizador de platino. El vapor rico en hidrógeno se recicla para inhibir reacciones que podrían envenenar el catalizador. El producto de salida del reactor se separa en reformado líquido que se envía a una torre rectificadora, y gas, que se comprime y recicla (vé ase la Figura 78.14).
Se necesitan procedimientos operativos para controlar los puntos calientes durante el arranque. Hay que actuar con cuidado para no romper o aplastar el catalizador al cargar las cuentas, ya que el polvo menudo obturará las rejillas de la unidad de reforma. Es preciso adoptar precauciones contra el polvo al regenerar o sustituir el catalizador. Es posible que durante la regeneració n del catalizador se originen pequeñ as emisiones de monó xido de carbono y á cido sulfhídrico.
Si se ha ensuciado el estabilizador en las unidades de reforma debido a la formació n de cloruro amó nico y sales de hierro deberá considerarse la conveniencia de un lavado con agua. En ocasiones se forma cloruro amó nico en los intercambiadores de calor de la unidad de tratamiento previo y origina corrosió n e incrustaciones. El cloruro de hidró geno formado por hidrogena- ció n de compuestos de cloro puede formar á cidos o sales de cloruro amó nico. En caso de fugas o emanaciones existe riesgo de exposició n a naftas alifá ticas y aromá ticas, gas de proceso rico en hidró geno, á cido sulfhídrico y benceno.

miércoles, 28 de enero de 2015

Descarga

Si los productos químicos tienen una presió n de vapor muy alta y el vagó n o el camió n cisterna tienen una presió n relativamente alta, el producto químico se descarga por debajo de su propia presió n de vapor. Si la presió n de vapor cae hasta un nivel que dificulte el procedimiento de descarga, se inyecta gas nitró geno para mantener una presió n satisfactoria. Asimismo se puede comprimir e inyectar el vapor de un tanque del mismo producto químico para aumentar la temperatura.
En el caso de productos químicos tó xicos con una presió n de vapor relativamente baja, como el benceno, el líquido se descarga bajo presió n de nitró geno, lo que elimina el bombeo y simplifica el sistema (Lipton y Lynch 1994). Los camiones cisterna y los vagones para este servicio está n diseñ ados para resistir las presiones y variaciones soportadas. No obstante, despué s de descargar un contenedor se mantienen presiones má s bajas hasta que el camió n cisterna o el vagó n se vuelve a llenar; la presió n se crea de nuevo durante la carga. Se puede añ adir nitró geno si no se ha conseguido una suficiente presió n durante la carga.
Uno de los problemas de las operaciones de carga y descarga es las líneas de drenaje y de purga y el equipo en las instalaciones de carga y descarga. Se necesitan drenajes cerrados y en particular drenajes de punto bajo con purgas de nitró geno para eliminar todas las trazas de productos químicos tó xicos. Estos materiales pueden recogerse en un tambor y tras- ladarse a una instalació n receptora o de recuperació n (Lipton y Lynch 1994).

martes, 27 de enero de 2015

Control de carga

En los camiones cisterna hay sensores de nivel instalados perma- nentemente en el cuerpo del camió n que indican cuá ndo se ha alcanzado el nivel de llenado y envían una señ al a una vá lvula de bloqueo de control remoto que detiene el flujo al camió n. (Lipton
y Lynch 1994). Puede haber má s de un sensor en el camió n cisterna para asegurar que é ste no se ha llenado en exceso, ya que podría dar lugar a graves problemas de exposició n para la salud y la seguridad.
Los vagones de los servicios químicos tienen a veces sensores de nivel montados internamente en el vehículo. En otros vagones, un medidor de flujo controla la cantidad de líquido enviada al vagó n y automá ticamente cierra la vá lvula de bloqueo de control remoto en un lugar determinado (Lipton y Lynch 1994). Deben investigarse ambos tipos de contenedores para determinar si permanece líquido en el contenedor antes del llenado. Muchos vagones tienen indica- dores de nivel manuales que se utilizan con este fin. No obstante, en los casos en que se indica el nivel mediante la apertura de un escape recto a la atmó sfera, este procedimiento debe realizarse só lo en condiciones correctamente controladas y aprobadas debido a la toxicidad de algunas de las sustancias químicas cargadas.

lunes, 26 de enero de 2015

Camiones cisterna

Muchos camiones cisterna se llenan a travé s del fondo para mini- mizar la generació n de vapor (Lipton y Lynch 1994). Los conductos de llenado pueden ser mangueras especiales o brazos maniobrables. En su extremo y en las conexiones del fondo del camión cisterna se colocan acoplamientos secos. Cuando el vagó n cisterna está lleno y el conducto se bloquea automá tica- mente, el brazo o la manguera se desconecta del acoplamiento, que automá ticamente se cierra. Existen unos acoplamientos nuevos que se desconectan sin apenas fugas.
En la carga de fondo, el vapor se recoge mediante una vá lvula de vapor superior y se conduce a travé s de una línea externa que termina cerca del fondo del recipiente (Lipton y Lynch 1994). Esto permite que los trabajadores accedan a las cone- xiones del vapor. El vapor recogido, a una presió n ligeramente superior a la atmosfé rica, debe ser recogido y enviado a un dispositivo de recuperació n (Lipton y Lynch 1994). Estos dispo- sitivos se eligen en funció n del coste inicial, la eficacia, el mante- nimiento y la capacidad operativa. En general, es preferible el sistema de recuperació n a una antorcha, que destruye los vapores recuperados.

domingo, 25 de enero de 2015

Vagones

Muchos vagones tienen escotillas cerradas con cañ as de llenado muy pró ximas al fondo del recipiente y una salida independiente de recogida de vapor. El líquido se carga a travé s de un brazo que se extiende hacia la escotilla cerrada, y el vapor se recoge de forma similar al mé todo del brazo de la escotilla abierta. En los sistemas de carga de vagones, despué s del cierre de la válvula en la entrada del brazo, se inyecta nitró geno en la parte del recipiente de los brazos para impulsar el líquido remanente en el brazo dentro del vagó n antes de que se cierre la vá lvula de llenado del vagó n (Lipton y Lynch 1994).

sábado, 24 de enero de 2015

Escotillas abiertas.

Durante la carga de vagones cisterna o vagones a travé s de escoti- llas superiores abiertas, un aspecto muy importante es minimizar las salpicaduras al llenar el contenedor. Si la tubería de llenado se encuentra mucho má s arriba del fondo del recipiente, se producen muchas salpicaduras y vapor o mezclas de líquido y vapor. Las salpicaduras y la generació n de vapor pueden reducirse situando la salida de la tubería de llenado muy por debajo del nivel de líquido. La tubería de llenado normalmente se extiende a travé s del recipiente a una distancia mínima del fondo. Debido a que el llenado de líquido tambié n desplaza vapor, los vapores tó xicos pueden entrañ ar un riesgo para la salud y suscitar preocupació n en cuanto a la seguridad, por lo que deben reco- gerse. Se comercializan unos brazos de llenado con tuberías de llenado profundas y que se extienden a travé s de una cubierta especial que cierra la abertura de la escotilla (Lipton y Lynch 1994). Asimismo, una tubería de recolecció n de vapor se extiende
a escasa distancia por debajo de la cubierta especial de la esco- tilla. En el extremo del brazo que recoge el flujo, la salida de vapor se conecta a un dispositivo de recuperació n (p. ej., un absorbente o un condensador), o bien el vapor puede volver al tanque de almacenamiento como una transferencia de vapor de equilibrio (Lipton y Lynch 1994).
En el sistema de escotilla abierta del camió n cisterna, el brazo se eleva para permitir el drenaje en el camió n cisterna y parte del líquido del brazo puede presurizarse con nitró geno al retirar el brazo, pero durante esta operació n las tuberías de llenado deben permanecer dentro de la abertura de la escotilla. Cuando el brazo de llenado deja la escotilla, debe colocarse un cubo sobre la salida para recoger el goteo del brazo.

viernes, 23 de enero de 2015

El rumbadero

El rumbadero es una abertura vertical o muy inclinada a través de la cual la roca cae por el peso de la gravedad desde un nivel superior a otro inferior. Los rumbaderos a veces está n situados en una secuencia vertical para recoger el mineral de los niveles superiores en un punto comú n en la galería de arrastre.

jueves, 22 de enero de 2015

El vehículo CLV,

El vehículo CLV, con motor diesel y ruedas neumá ticas, transporta la carga contenida en su cangiló n (de tamañ o variable)
desde el montó n de escombros al rumbadero.

miércoles, 21 de enero de 2015

La excavadora de carga,

La excavadora de carga, que utiliza un cangiló n de acarreo para transportar el mineral del tajo al rumbadero, está equipada con tambores giratorios, cables y poleas y puede producir un movi- miento de carga de vaivé n. La excavadora de carga no requiere que el piso del tajo esté acondicionado y puede cargar el mineral almacenado en montones irregulares de escombros.

martes, 20 de enero de 2015

Manejo del mineral

En el trayecto desde el tajo al pozo de extracción, el mineral pasa por varias estaciones en las que el mineral recibe diversos tratamientos.

lunes, 19 de enero de 2015

Carga subterránea

El mineral arrancado en los tajos de todo el yacimiento se acarrea hasta un vertedero situado cerca del pozo de extracción. Se abren galerías especiales de acarreo para un transporte lateral má s amplio que normalmente está n formadas por instalaciones de trenes con vagonetas. El acarreo sobre raíles ha demostrado ser un sistema de transporte eficiente para volú menes y distancias importantes y está provisto de locomotoras elé ctricas que no contaminan el ambiente subterrá neo como los camiones diesel utilizados en las minas sin raíles.

domingo, 18 de enero de 2015

Uso de herbicidas e insecticidas (II)

Antes del decenio de 1960, el uso de insecticidas (productos químicos que matan insectos) por los sectores agrícolas, hortí- colas y de salud pública estaba muy extendido, utilizándose cantidades menores en la industria forestal. Uno de los insecti- cidas más utilizados durante esta época tal vez fuera el DDT. La reacción de la opinión pública a las cuestiones de salud ha refrenado en gran medida el uso indiscriminado de insecticidas, dando lugar al desarrollo de prácticas alternativas. Desde el decenio de 1970, se han dado pasos hacia el uso de organismos que provocan enfermedades en los insectos, la introducción de plagas y depredadores para los insectos y la modificación de los regímenes silvícolas para reducir el riesgo de ataque por insectos.

FIN 

sábado, 17 de enero de 2015

Uso de herbicidas e insecticidas (I)

La industria forestal emplea herbicidas (productos químicos que matan plantas) para reducir la competición de las malas hierbas por el agua, la luz y los nutrientes con árboles en regeneración o jóvenes árboles recién plantados. Los herbicidas suelen ofrecer una alternativa rentable al control mecánico o manual de malas hierbas.
A pesar de la desconfianza generalizada con respecto a los hercibidas, posiblemente a consecuencia del uso del Agente Naranja durante la guerra del Vietnam, en realidad no está documentado que los herbicidas utilizados en el aprovechamiento forestal hayan repercutido negativamente en los suelos, la fauna y los seres humanos (Kimmins 1992). Ciertos estudios han hallado reducciones en las cifras de mamíferos después de un tratamiento con herbicidas. Sin embargo, estudiando también los efectos del control manual o mecánico de malas hierbas, se ha demostrado que estas disminuciones coinciden con la pérdida de vegetación más que con el propio herbicida. Los herbicidas rociados cerca de vías fluviales pueden entrar en el agua y ser transportados por ella, aunque las concentraciones de herbicidas suelen ser bajas y duran poco tiempo, ya que se diluyen (Brown 1985).

viernes, 16 de enero de 2015

Aceites en el medio ambiente

El aceite puede llegar al medio ambiente forestal a través de vertidos de aceite y filtros de máquinas, por el uso de aceites para controlar el polvo en caminos sin pavimentar y por el uso las motosierras. Debido a la inquietud por la contaminación del suelo y el agua por aceites minerales, el vertido de aceite y su aplicación en carreteras se están convirtiendo en prácticas inaceptables.
Sin embargo, el uso de aceite mineral para lubricar los sables de las motosierras todavía es una práctica común en gran parte del mundo. Una motosierra utiliza aproximadamente 2 litros de aceite diarios, que suman cantidades de aceite considerables a lo largo de un año. Por ejemplo, se ha calculado que el consumo de aceite en motosierras fue de unos 8 a 11,5 millones de litros anuales en Alemania, de unos 4 millones de litros anuales en Suecia y de unos 2 millones de litros anuales en Nueva Zelanda. El aceite mineral se ha vinculado con trastornos cutáneos
(Lejhancova 1968) y problemas respiratorios (Skyber y cols.
1992) en trabajadores que están en contacto con el mismo. Además, la descarga de aceite al medio ambiente puede provocar contaminación del suelo y el agua. Skoupy y Ulrich
(1994) cuantificaron el destino del lubricante de los sables de las motosierras y hallaron que entre un 50 y un 85 % se incorpo- raba al serrín, entre un 3 y un 15 % permanecía en los árboles, menos del 33 % se descargaba al suelo del bosque y el 0,5 % se pulverizaba sobre el operario.
Como respuesta a las preocupaciones de índole ecológica se ha hecho obligatorio el uso de aceites biodegradables en los bosques suecos y alemanes. Basados en la colza o en aceites sintéticos, estos aceites respetan más al medio ambiente y al trabajador, y también pueden rendir mejor que los lubricantes minerales, ya que ofrecen una mayor duración de la cabina y menor consumo de aceite y combustible.

jueves, 15 de enero de 2015

Percepción negativa de la industria forestal por parte de la opinión pública

La percepción y aceptación de la práctica forestal por parte de la opinión pública son dos cuestiones importantes para la industria forestal. Muchas áreas forestales constituyen un valor considerable en términos de ocio y recreo para los residentes y los visi- tantes. La opinión pública suele asociar las experiencias placenteras al aire libre, con paisajes forestales naturales y orde- nados en su madurez. Si el aprovechamiento no se hace con cuidado, sobre todo si se trata de grandes cortas a hecho, la industria forestal puede modificar drásticamente el paisaje, y sus efectos son patentes durante muchos años, al contrario de lo que sucede con otros usos de la tierra, como la agricultura o la horti- cultura, donde los ciclos de cambio son menos evidentes.
Parte de la respuesta pública negativa a tales actividades procede de una escasa comprensión de los regímenes, prácticas y efectos de la ordenación forestal. Es evidente que la industria forestal tiene la responsabilidad de educar a la opinión pública, modificando al mismo tiempo sus propias prácticas para aumentar su aceptación. Las grandes cortas a hecho y la reten- ción de los residuos de saca (ramas y árboles muertos en pie) son dos problemas que suelen provocar la reacción del público, debido a la asociación de estas prácticas con la percepción de una disminución de la sostenibilidad del ecosistema. Sin embargo, esta asociación puede no basarse en hechos, ya que lo que se valora en términos de calidad visual no implica beneficios para el medio ambiente. La retención de residuos, aunque parezca antiestética, sí proporciona hábitat y alimento a la fauna
y permite que funcionen ciertos ciclos de nutrientes y materia orgánica.

miércoles, 14 de enero de 2015

Repercusiones sobre la biodiversidad

La biodiversidad de plantas y animales en áreas forestales se ha convertido en una cuestión importante para la industria forestal de todo el mundo. La diversidad es un concepto complejo, que no se limita exclusivamente a las diferentes especies de plantas y animales. La biodiversidad también se refiere a la diversidad funcional (la función de una especie determinada en el ecosis- tema), la diversidad estructural (acodadura dentro de la cubierta forestal) y diversidad genética (Kimmins 1992). Las operaciones forestales pueden afectar a la diversidad de las especies así como
a la diversidad estructural y funcional.
Identificar la combinación óptima de especies, edades, estruc- turas y funciones es una cuestión subjetiva. La opinión más extendida es que un nivel bajo de diversidad estructural y de especies predispone a un bosque a un mayor riesgo de perturba- ción por el ataque de un patógeno o plaga. Hasta cierto punto es cierto; sin embargo, cada una de las especies de un bosque natural mixto puede sufrir exclusivamente una determinada plaga. Un bajo nivel de biodiversidad no implica que una diver- sidad escasa sea un efecto antinatural e indeseable de la ordena- ción forestal. Por ejemplo, muchos bosques naturales con mezcla de especies que están sujetos de manera natural a fuegos incon- trolados y plagas pasan por fases de baja diversidad estructural y de especies.

martes, 13 de enero de 2015

CULTIVO DE TABACO (I)

El tabaco (Nicotiana tabacum) es una planta singular que contiene en las hojas su componente comercial característico, la nicotina. Aunque el algodó n ocupa una mayor superficie, el tabaco es el producto no alimenticio que má s en cultiva en el mundo; se produce en aproximadamente 100 países y en todos los conti- nentes. Se consume en todo el mundo en forma de cigarrillos, cigarros, tabaco de pipa y rapé . Sin embargo, má s del 80 % de la producció n mundial, estimada actualmente en casi 5,6 billones anuales, se consume en forma de cigarrillos. China, Estados Unidos, Brasil y la India generaron en 1995 má s del 60 % de la producció n mundial total, estimada en unos 6,8 millones de toneladas.
Los usos específicos del tabaco vienen determinados por las propiedades químicas y físicas de las hojas curadas, que a su vez dependen de interacciones entre factores gené ticos, del suelo, climá ticos y culturales. Por consiguiente, en el mundo se cultivan muchos tipos diferentes de tabaco, algunos con usos comerciales locales muy específicos. Só lo en Estados Unidos, el tabaco se clasifica en siete grandes clases que contienen un total de  25 tipos de tabaco. Las té cnicas utilizadas para producir tabaco varían dentro y entre las distintas clases de tabaco segú n el país, pero la fertilizació n con nitró geno, la densidad, la edad y la altura de las plantas, la recolecció n y la curació n se manipulan para influir favorablemente para poder utilizar las hojas curadas con fines específicos. No obstante, la calidad de las hojas depende mucho de las condiciones climá ticas de cada zona.

Los tabacos curados al humo, Burley y Oriental son los principales componentes del cada vez má s popular tabaco rubio que actualmente se consume en todo el mundo, representando en 1995 el 57, el 11 y el 12 %, respectivamente, de la producció n mundial. El comercio internacional de estos tabacos es muy intenso. Estados Unidos y Brasil son los principales exportadores de tabaco curado al humo y Burley, mientras que Turquía y Grecia son los grandes productores mundiales de tabaco Oriental. El mayor productor de tabaco y fabricante de cigarri- llos de todo el mundo, China, consume actualmente la mayor parte de su producció n internamente. Debido a la demanda cada vez mayor del tabaco rubio “americano”, Estados Unidos se convirtió en el principal exportador de cigarrillos a principios del decenio de 1990.

lunes, 12 de enero de 2015

Bambu y Caña: Riesgos y su prevención

Las serpientes venenosas constituyen un peligro en los bosques. Existe tambié n el riesgo de caídas causadas por tropiezos con los tocones y cortes que pueden ocasionar té tanos. Los excrementos de aves y gallinas en las plantaciones de bambú pueden estar
contaminados por Histoplasma capsulatum (Storch y cols. 1980).
Cuando se trabaja con los tallos de bambú pueden producirse cortes con cuchillos, especialmente cuando se parten los tallos por la mitad. Los bordes afilados de la propia planta pueden tambié n causar cortes o pinchazos. En los trabajadores que construyen cajas de bambú se ha observado hiperqueratosis de las palmas
y los dedos de la mano. La exposición a plaguicidas es otro peligro má s. Las mordeduras de serpiente exigen primeros auxi- lios y tratamiento mé dico. Asimismo, conviene utilizar vacunas y vacunas de recuerdo para prevenir el té tanos.
Todos los cuchillos y sierras con filos cortantes deben mantenerse en buen estado y utilizarse con cuidado. Cuando existen excrementos de aves, el trabajo debe realizarse en condiciones de humedad para prevenir la exposició n a polvo o utilizar protecció n respiratoria.
En la recolecció n de la cañ a de palma, los trabajadores está n expuestos a los peligros de los bosques alejados, entre ellos las serpientes y los insectos venenosos. La corteza del á rbol tiene espinas que pueden desgarrar la piel y los trabajadores pueden cortarse con los cuchillos. Siempre que manejen los tallos deben utilizar guantes. Los cortes constituyen tambié n un peligro durante la transformació n y los trabajadores pueden desarrollar hiperqueratosis en las palmas y los dedos de la mano, probable- mente por fricció n con el material.

domingo, 11 de enero de 2015

Bambu y Caña: Procesos de cultivo (II)

El bambú se recolecta para utilizarse como alimento o por su madera o pulpa. Los tallos sirven como alimento. Se arrancan del suelo y se cortan con un cuchillo o con un hacha. El corte se hace cuando tienen entre 3 y 5 añ os de edad. La recolección debe realizarse en el momento oportuno, cuando los tallos no están ni demasiado blandos ni demasiado duros. Se cortan con hacha, con un cuchillo bien afilado o con una sierra, y la planta cortada puede calentarse para doblarla o cortarla con un cuchillo o mazo, dependiendo del uso al que se destine.
La recolecció n de la cañ a de palma de roten se realiza generalmente de los á rboles salvajes que crecen en muchas zonas montañ osas sin cultivar. Los tallos de la planta se cortan casi a nivel de la raíz, se limpian de maleza y se secan al sol. Se les quitan las hojas y la corteza, quedando los tallos listos para su transformación.

sábado, 10 de enero de 2015

Bambu y Caña: Procesos de cultivo (I)

Los procesos del cultivo de bambú abarcan la multiplicación, plantación, riego y abono, poda y recolecció n. El bambú se multiplica de dos formas: plantando semillas o secciones del rizoma (el tallo que se encuentra bajo tierra). Algunas planta- ciones dependen del resembrado natural. Puesto que hay especies de bambú que florecen con muy poca frecuencia y las semillas son viables só lo durante un par de semanas, la mayor parte de la multiplicació n se realiza dividiendo una gran planta en trozos que incluyan rizoma y tallo. Para dividir la planta se utilizan palas, cuchillos, hachas o sierras.
El bambú se cultiva en plantaciones. Su plantación y replantación exigen cavar un agujero, introducir la planta en él y volverlo a cubrirlo de tierra tapando los rizomas y las raíces. Se necesitan unos 10 años para conseguir una buena plantación de bambú . Aunque el riego no es necesario en su há bitat natural, donde llueve con frecuencia, lo es cuando la planta se cultiva en regiones más secas. Requiere el uso abun-
dante de fertilizantes, particularmente nitró geno. Se utilizan abonos tanto animales como comerciales. El sílice (SiO2) es tan importante como el nitró geno. Cuando crece en condi- ciones salvajes, el bambú consigue sílice suficiente reciclá ndolo
naturalmente de las hojas caídas. En los viveros comerciales, las hojas caídas se dejan alrededor y en ocasiones se añ aden minerales arcillosos ricos en sílice, como la bentonita. El bambú se poda para eliminar los tallos viejos o muertos y dejar espacio para que crezcan nuevos tallos. En las planta- ciones asiá ticas, los tallos muertos pueden cortarse en los campos para acelerar su descomposició n y contribuir al humus del suelo.

viernes, 9 de enero de 2015

BAMBU Y CAÑA

El bambú , pertenece a una subfamilia de las herbaceas, engloba má s de mil especies diferentes, de las que sólo algunas se cultivan en plantaciones comerciales o viveros. Se trata de plantas con aspecto de á rbol o arbusto de tallos leñosos. Las especies van desde pequeñas plantas con tallos de varios centímetros de grueso hasta especies subtropicales gigantes que alcanzan una altura de 30 m y un grosor de unos 30 cm. Algunas especies de bambú crecen a una velocidad prodigiosa, hasta 16 cm al día. El bambú rara vez florece (y cuando lo hace quizá sea a intervalos de
120 añ os), pero puede cultivarse plantando sus tallos. La mayoría de las especies proceden de Asia, donde crecen en estado salvaje en á reas tropicales y subtropicales. Algunas se han exportado a climas templados, donde necesitan riego y cuidados especiales durante el invierno.
Varias especies de bambú se utilizan como alimento y pueden conservarse en salmuera. El bambú se ha utilizado como medicamento oral contra las intoxicaciones, puesto que contiene
á cido silícico que absorbe el veneno en el estó mago. (En la actualidad, el á cido silícico se produce sintticamente.)
La cañ a del bambú se utiliza para sustituir a la madera con los má s diversos fines. En algunos sitios, se emplea en construcción: las casas está n construidas por completo con este material, los pilares con cañ as y las paredes y el tejado con tallos en tiras o trenzados. Tambié n se pueden construir con bambú barcas, remos y balsas, vallas, muebles, contenedores y obras de arte- sanía, en especial mangos de paraguas y bastones. Otros usos son: tuberías de agua, ejes de carretillas de ruedas, flautas, cañ as de pescar, andamios, persianas enrollables, cuerdas, rastrillos, escobas y armas como arcos y flechas. En algunos sitios se fabrica con la pulpa del bambú un papel de excelente calidad. El bambú se cultiva también en viveros y se planta en jardines con fines ornamentales, para cortar el viento y como seto (Recht
y Wetterwald 1992).
A veces se confunde la cañ a con el bambú , pero botá nica- mente son diferentes, ya que aqué lla proviene de algunas variedades de la palma de roten, que crece en estado salvaje en las regiones tropicales y subtropicales, especialmente en el sudeste de Asia. La caña se utiliza con fines decorativos, especialmente para fabricar sillas, canastas, cajones y otros productos de artesanía. Es muy popular por su vistosidad y por su elasticidad, para trabajarla es necesario hendir los tallos.